El acné es una enfermedad cutánea inflamatoria caracterizada por la erupción de granos o espinillas, comúnmente llamados “barros”. Pueden formarse espinillas negras, parches inflamados y rojos o comedones cerrados. Se manifiesta principalmente en el rostro, cuello, pecho, hombros y espalda. También puede presentarse en brazos, piernas y glúteos.
El acné constituye la afección dermatológica más común, que afecta a gran parte de la población mundial en algún período de su vida.
¿Por qué se produce?
Los poros están conectados a las glándulas sebáceas a través de canales llamados folículos. Estas glándulas producen sebo, sustancia grasa que transporta células cutáneas muertas al exterior, manteniendo la piel suave. También crecen vellos que pasan por el folículo, llegando a la superficie.
Cuando las glándulas sebáceas producen grasa en exceso, los conductos excretores pueden obstruirse dando lugar a la formación de granos o espinillas. Esta obstrucción recibe el nombre de comedón o tapón. Si este taponamiento provoca la ruptura de la pared del folículo, pueden formarse zonas infectadas denominadas pústulas. Si estas aumentan de tamaño, posiblemente se formen quistes dolorosos.
Aunque las causas no se conocen con precisión, se cree que ciertos factores pueden provocarlo, por ejemplo:
Algunos dermatólogos sostienen que la alimentación y el estilo de vida también influyen.
¿A qué edad suele presentarse?
Cualquier persona, incluso un bebé, puede sufrir de acné. Sin embargo, es en la adolescencia normalmente cuando más se manifiesta debido a los cambios hormonales que predisponen a la piel a estar más grasosa. Se estima que un 80 por ciento de todos las personas de entre 11 y 30 años padecen de acné en algún momento. No obstante, algunas personas pueden verse afectadas hasta los 40 o 50 años.
Si bien el acné no constituye una afección grave, puede actuar en detrimento de la autoestima, especialmente en la pubertad y adolescencia, etapas en las cuales lo estético cobra un valor muy importante.
Médicos que lo tratan
El acné, como todo problema cutáneo, es tratado por los dermatólogos. Estos médicos por medio de una simple observación pueden diagnosticar el acné.
Los tratamientos para el acné tienen por objetivo curar los granos, evitar que se formen nuevos y prevenir las marcas o cicatrices.Algunos medicamentos son de venta libre y de aplicación directa a la piel. Pero en los casos persistentes pueden indicarse otros más fuertes que requieren de receta médica (por ej. antibióticos).
Generalmente se logran buenas respuestas al tratamiento luego de 6 a 8 semanas, aunque la afección puede agudizarse periódicamente.
Secuelas del acné (cicatrices)
Cuando el tratamiento no es comenzado a tiempo, el acné puede dejar marcas indeseables, por lo cual se recomienda no demorar la consulta a un dermatólogo.
Otra sugerencia para evitar las cicatrices es no tocarse la piel, no pellizcar los granos. Esta costumbre puede dejar manchas en la piel o causar infecciones.
Una vez que ya existen cicatrices o manchas, se puede recurrir a la dermoabrasión para eliminarlas.