Los quistes de la piel son protuberancias con un contenido de apariencia aceitosa que en ocasiones puede drenar al exterior. Su crecimiento es lento y suelen ser indoloros, aunque si se inflaman pueden producir cierta sensibilidad. Por lo general, son blandos y al presionarlos se mueven debajo de la piel. Usualmente se ubican en el rostro, cuello, cuero cabelludo y tronco. Los hombres poseen mayor predisposición a desarrollarlos.
Existen distintas denominaciones: quiste epidérmico, quiste queratínico, quiste sebáceo, quiste epidermoide.
¿Por qué se forman los quistes?
Las causas pueden ser bastante difíciles de precisar, pero en líneas generales, estos quistes pueden producirse por la obstrucción de las glándulas sebáceas, por una infección, o por un elemento extraño incrustado en la piel (por ejemplo, piercings).
Normalmente comienza con la aparición de una pequeña hinchazón debajo de la piel, que si se inflama o infecta, puede además manifestar enrojecimiento, sensibilidad y una mayor temperatura en el área afectada.
Médicos que los tratan
Los médicos dermatólogos se especializan en toda clase de afecciones de la piel, por lo tanto son los profesionales indicados para diagnosticar y tratar estos quistes. En la mayoría de los casos, el médico elabora un diagnóstico a través de un simple examen directo y en otras ocasiones, puede solicitar algunas pruebas y exámenes. Ante la duda, puede realizar una biopsia para descartar una afección más grave, si bien estos quistes de la piel no suelen presentar carácter maligno.
Conducta del paciente con quistes
Si observa nuevas tumoraciones en su cuerpo, no se aventure a elaborar un diagnóstico, ni se automedique, solicite una cita con un dermatólogo. Aunque la mayoría de los quistes no revistan gravedad, es el médico quien debe realizar la evaluación correspondiente para descartar signos de afecciones más complejas de aspecto similar.
Muchos quistes de la piel no requieren un tratamiento específico y desaparecen de forma espontánea. Cuando se confirma que se trata de quistes sebáceos que no son peligrosos, se recomienda colocar compresas calientes y húmedas sobre el área afectada, a fin de que el quiste drene su contenido y pueda sanar.
Cómo se tratan
Ante la aparición de cualquier quiste en la piel, siempre es recomendable recurrir a la consulta médica. De esta manera, se pueden evitar las infecciones causadas por abscesos (acumulación de pus en los tejidos), que son las complicaciones más frecuentes.
Cuando los quistes presentan una pequeña inflamación, se los puede tratar con antibióticos o con inyecciones de medicamentos esteroides. Pero si el quiste ha crecido considerablemente, está demasiado inflamado o sensible, o el paciente se preocupa por su aspecto estético, el médico puede practicar un drenaje o decidir extirparlo mediante una cirugía.
En los casos en que se indica una solución quirúrgica, se pueden utilizar distintas técnicas, como la Electrocirugía o Radiocirugía y también el tratamiento con láser.
Este último, comparado con los procedimientos tradicionales, cuenta con la ventaja de que se realiza en seco, el sangrado se controla mejor y se facilita la disección completa de la cápsula, evitando así una futura recurrencia de la lesión.